El problema de Doñana ha cruzado fronteras y ya está de lleno en los pasillos de Bruselas. Una historia de exageraciones e intoxicaciones en la que Weber, presidente del Partido Popular Europeo (PPE), ha señalado al Comisario de Medioambiente con el que, además, comparte espectro ideológico. Se ha roto así un tabú que avecina meses complejos hasta las elecciones. Las palabras utilizadas en los últimos días son poco habituales en la Unión Europea, pero han mostrado los roces existentes que quizás se puedan intensificar en clave electoral ante la cercanía de las elecciones generales en España. Cabe recordar que Von der Leyen, quien aterrizó de rebote en un cargo para el que su nombre no estaba en las quinielas, busca el apoyo de los líderes socialistas en su camino a repetir mandato en Bruselas tras las elecciones de 2024. También conviene recordar que Weber era la primera apuesta del PPE para presidir el Ejecutivo comunitario, pero en ese momento los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 EM consideraron que no estaba preparado. Tras esta intensa e inusual trifulca donde lo nacional se ha traspuesto a lo europeo, la derecha tradicional tiene dos opciones: distinguirse de los radicales o jugar en su misma liga. Parece que Weber prefiere lo segundo. La figura de Meloni lo ha cambiado todo en un largo ciclo electoral que aún está por venir.